miércoles, 19 de febrero de 2020

Himnos de Arequipa: Himno de Arequipa (Mariano Béjar Pacheco & Francisco Mostajo)

De la pluma de Francisco Mostajo y el compositor Mariano Béjar Pacheco, nació el Himno a Arequipa, la música le fue dada en 1926 y fue estrenado el primero de agosto del mismo año. La letra fue escrita mucho antes por Mostajo en 1917, según narra Augusto Vera Béjar, Mariano Béjar propuso ponerle música a la obra del vate arequipeño, finalmente la versión musicalizada no alcanzó a difundirse, posiblemente por la posición liberal de Mostajo y sus adversarios en la sociedad de entonces.

Actualmente la obra manuscrita del compositor y crítico musical Mariano Béjar, se encuentra en custodia del Instituto de Etnomusicología de la PUCP y consta de 166 piezas de sus obras musicales (para piano, orquesta, y una ópera), esperando ser catalogada, divulgada y estudiada.

El maestro Augusto Vera Béjar en un esfuerzo de valoración histórica junto con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Católica San Pablo, presentó en agosto del 2019, el arreglo para orquesta y coro del himno en cuestión, tomando en cuenta la primera estrofa del escrito de Mostajo.

La letra que presentamos está en su versión completa publicada por Juan Marcial Tejada (1999).


HIMNO A AREQUIPA

CORO

Salve, oh tierra hermosa del Misti, sagrada,
¡Oh! blanca Arequipa, radiante ciudad
que por mirajes pareces soñada
y que por tu historia pareces volcán

ESTROFAS

Desiertos grises guardan tu encanto
y es la campiña tu ceñidor,
tu pelo, armiño de agreste lava
y de una novia tu aparición.
Violáceos montes de nieve eterna
como se arroban con tu frescor
sueña tu cielo con tu hermosura
y te acaricia tu padre el Sol.

Gesto de Marte fue tu heroísmo
la democracia se hizo con él
la roja sangre de tu progenie
creó ideales de Patria y de Ley.
En las trincheras orlas de fuego
tu egregio busto ninbose ayer
y que tus días las tempestades
han sombreado con el laurel.

También Minerva moldeó en tu frente
su grave ceño de reflexiones;
el poderío de tus ideales
¿Dónde, Arequipa, no descolló?
Artes, industrias, ciencias y leyes
en toda su alma puso su ardor
y, sublimando su sentimiento
de poesía te consteló.

¡Oh! tierra hermosa como ninguna,
tierra que brama con el temblor,
sueñan tus hijos con tu grandeza
y ¡ay! del que intente tu humillación.
Si tus destinos truncados fueron,
pasó al futuro del limpio sol:
serás Atenas, serás Esparta,
y un pueblo siempre en el corazón.




Fuentes:

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