PARA EL CENTENARIO DE MELGAR
Mariano Melgar tiene tu nombre la apoteosis
latente de cien años de glorificación;
de la grey de los tuyos valerosos y fuertes
que murieron heróicos como hijos del sol,
tu recuerdo perdura sobre todos los tiempos
que invariable y eterna la Clepsidra marcó.
El poeta sensible del yaraví lloroso,
que enamorado y dulce se hiciera ruiseñor...........
tornóse en la gloriosa contienda americana
en la Águila iracunda que altiva se cernió
en el campo sangriento de Umachiri, en las cumbres
calcinadas de bárbaras cataratas de sol,
en el combate invicto; que hacia el cofin guerrero
llamaba a los conjuros el bélico tambor
para ulular la erguida protesta altisonante
que deparó su fuerza para la Rebelión.
Hidalgo Caballero....... de los antepasados,
nuestros santos abuelos de espíritu español;
como ellos los románticos, los troveros y fuertes,
de una raza insepulta de historiado blasón,
sollozaste en tu lira los ruegos a tu amada;
impusiese a tu espalda tu inflexible valor;
y tu arrojo supremo tal como el de Leonidas
te sobrepuso en medio del épico fragor.......
La lucha en su fiereza tuvo miedo de herirte;
la manos del hispano servil te asesinó.
Y caíste...... los ámbitos temblaron de pavura
en convulsiones sordas cual si sintiera Dios.
Y caíste, glorioso, como Héctor en la Iliada.
!TU sangre fue vertida para la Redención!
Han pasado los tiempos. La simiente no brota;
ruindad de sentimientos, vileza y maldición.
Añoremos el fausto de esos tiempos de oro !
!Oh los nobles espíritus de los héroes mártires !
!Oh las fuertes tizonas rutilantes de honor ! ........
las frágiles espadas depravadas de hoy.
Oh ! los cielos testigos de esas luchas horrendas
donde acaso, la sangre de toda una legión,
como símbolo eterno de bizarra energía,
para siempre copiada en el manto quedó
de las brumas de púrpura que incendian los crepúsculos
ficticios escenarios de trágico dolor.
Musa: tal es el héroe por quien consagras tu himno,
tal el que te ha prestado gentil inspiración;
recuerdas de sus épocas, su vida de leyenda;
con la espada o la lira, la lanza o el bordón:
trovador o soldado, quijote o peregrino:
la herencia de la Hispania y el timbre de su airón-
Musa: humillate y llega solo a besar sus plantas
y a modo de sudario eucarístico, pon
tu peplo, que egoísta, te presta Minerva
para fundir el hielo que habrá en su corazón.........
A. Belisario Calle
Fuente:
Diario El Pueblo
Diario El Pueblo
Arequipa, marzo de 1915
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