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UN NOVEL COMPOSITOR
Es una página muy breve: apenas veintitrés compases
encierran el pensamiento del autor, cuyo nombre hoy ignorado, augurará –estamos
seguros de ello- un día no muy lejano, quien sabe, entre los más ilustres de
los compositores modernos.
No es esta una afirmación aventurada. No es el deseo de “darle
la lata” a un amigo – a quien queremos y estimamos- hablamos con toda honradez
e imparcialidad.
Esta “Lírica Opus 17” cuya primicia ofrecemos con
satisfacción y orgullo a nuestros lectores aficionados a la música, es la más
convincente prueba de nuestra afirmación. Revela el talento dedicado,
melancólico, romántico y tierno de su autor, un niño todavía.
Alfonso Silva Santisteban no tiene sino 17 años; su alma, su
espíritu están plenos de melodías; sus ideas toman natural y espontáneamente la
forma y el lenguaje de la música y para traducir sus ensueños, sus esperanzas,
sus alegrías y sus tristezas este muchacho de mirada soñadora y sonrisa bondadosa,
que sentado ante el piano, evoca la inmortal figura de Chopin, se val de las
notas. Así sin conocer las reglas de la composición Silva Santisteban ha
escrito varias páginas bastante inspiradas, la “Lírica Opus 17” que publicamos
es un pequeño poema nostálgico y sentimental, con una gran intensidad dramática
a ratos siempre melódico, límpido transparente ¿Por qué quieren ahuyentar la
melodía de la música? ¿Acaso puede existir pintura sin color y poesía sin
ritmo? Así la música sin la melodía no podría subsistir. En medio de todas las
disonancias y desarmonías aparentes el oído percibirá siempre el canto.
En las composiciones de Silva Santisteban la melodía está
todavía muy al descubierto. Pero esto no es un defecto. Acaso nos quejamos del
exceso de color en un lienzo de Sorolla, Ziem, o Rochegrosse? Claro que el
talento del joven compositor tiene que robustecerse, despojarse de influencias,
cristalecerse, encausarse, pero pensemos que es un muchacho de diez y siete
años. En el existe un caudal riquísimo de dones espontáneos y naturales. ¡Cuán
grato es encontrar un talento natural ahora que existen tantos talentos hechos
a fuerzas de erudición, de cultura, de
sabias y pacientes investigaciones y lecturas ¡ ¡Encontrar un muchacho
que escribe música porque le nace, porque la melodía canta en su alma y le ordena
expresarse por medio de los sonidos, porque hay en su espíritu un rumor,
armonioso y divino, y no porque se ha quemado las pestañas estudiando y
buscando motivos en las obras ajenas, es en estos tiempos donde cualquiera es
escritor, músico, pintor o poeta, así de esa manera algo sorprendente y
consolador, Alfonso Silva Santisteban posee el verdadero temperamento del artista;
sincero, modesto, lleno de amor, por su arte, al que todo sacrificaría con un
solo deseo; el de servir, de interpretar la belleza por medio de la armonía. En
él existe la única y verdadera característica del artista; ama la belleza por
ella misma y no como un medio de vivir, como una manera de ganarse fama y
dinero.
Es cierto que la bellezas –ingrata porque es femenina-
castiga a los que le aman y les hace probar toda clase de sinsabores y
amarguras. Pero estas amarguras y sinsabores tienen un sabor infinito y los
amantes de esta diosa y señora no cambiarían sus desventuras y tristezas por
los placeres de aquellos que van por la vida traficando con el arte y la
hermosura.
Ya Silva Santisteban va conociendo estas amarguras y
sinsabores; la inquietud espiritual, la incomprensión de algunos, el piadoso
desdén de otros, la estrechez del medio, el anhelo de someterse a una severa y
estricta disciplina para depurarse, fortificarse y caminar con paso firme y
seguro haciendo obra sincera, original y fuerte.
El gobierno ha mandado ya a Europa a perfeccionarse a
algunos jóvenes artistas y escritores, porque no enviaría también a Silva
Santisteban, cuyas admirables dotes naturales se desarrollarían tan brillante y
profundamente en los grandes centros culturales europeos.
El artista también hace patria y más que los discurseadores
de clubs, congresos, plazuelas, y banquetes que creen haber contribuido a la
salvación y al progreso del país con cuatro o cinco frase mal hechas todavía peor
pronunciadas.
Escrito por MYRIAM
Lima Setiembre 1920
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Fuente:
Blog nemovalse.wordpress.com de Jose Felix Garcia Alva
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